[carnota´10]

Ella apenas lo tocaba, era él quien guiaba las caricias. Entre gemidos sus respiraciones se acompasaron, y tres dedos duros empujaron los suaves labios empapados de la niña hacia dentro, y hacia fuera, y hacia dentro…excitada hasta el extremo, cerró los ojos y agarró el miembro perfectamente erecto del joven, con fuerza, llena de deseo contenido….y fue justo en ese instante cuando sus corazones se unieron en perfecta armonía, y sintieron tal felicidad que supieron, sin duda alguna, que eran mitades perfectas, que encajarían siempre.